Precisamente en estos días, está llevándose a cabo la Décimo Cuarta Conferencia de Navegación Aérea en la sede de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) en Montreal, Canadá, con el tema “Mejorar el rendimiento para impulsar la sostenibilidad”.
La OACI informó que: “en esta conferencia se buscará propiciar una reorientación de los esfuerzos de modo que se dé prioridad a las actividades técnicas existentes o nuevas que mejor contribuyan al logro de uno de los objetivos ambiciosos a largo plazo (LTAG) para la aviación internacional: cero emisiones netas para 2050, así como a otras áreas de interés prioritario en las que la actividad de la OACI es esencial para que el sistema de aviación siga siendo seguro y eficiente, y más resiliente”.
Esta Conferencia, que reunirá a más de 750 delegados de 93 países, incluidos funcionarios, líderes de la industria y otros expertos en aviación de todo el mundo, desempeñará un papel fundamental para mejorar los sistemas mundiales de navegación aérea. Se realiza cuando la OACI conmemora su 80º aniversario a través de una serie de eventos e iniciativas diseñadas para reinventar la aviación en un contexto de cambios sin precedentes y aceleración de la innovación.
Al dar inicio a esta conferencia, tanto Salvatore Sciacchitano como Juan Carlos Salazar, Presidente del Consejo y Secretario General de la OACI, respectivamente, fueron enfáticos en los dos objetivos prioritarios de la aviación global: “Zero emissions, Zero fatalities”. Esta ambiciosa visión de la OACI para el futuro se traduce en: “Doce mil millones de pasajeros a bordo de vuelos libres de emisiones, con cero muertes, conectando a personas en todas partes del mundo y garantizando que la aviación haya preservado y ampliado su papel como catalizador del desarrollo sostenible a nivel global, esa es la meta aspiracional de la OACI para 2050”, afirmaron.
Me parece que son pocas las industrias y actividades económicas en el mundo que tienen tan claros sus objetivos fundamentales a mediano y largo plazo, como los tiene trazados la aviación global. No obstante, estas dos metas tan ambiciosas que deberían de seguir procesos conjuntos y caminos paralelos e incluso coordinados para su consecución, pueden llegar a ser tan disímbolos que seguramente tomarán rumbos y formas de gestionarse muy diferentes.
El objetivo de cero fatalidades está íntima y directamente relacionado con la seguridad aérea o seguridad operacional, que en mi opinión sigue y deberá de seguir siendo el pilar esencial y prioridad uno de la aviación en el mundo, sin seguridad aérea No puede existir el transporte aéreo. La gestión permanente de esta asignatura depende y es responsabilidad en gran medida de las aerolíneas, las cuales tienen departamentos completos dedicados al cien por ciento a la gestión integral de los temas de safety. Las normas, estándares y métodos recomendados de la OACI son factores clave para la gestión de la seguridad aérea, más los programas estatales de seguridad operacional y las normas locales de cada estado; sin embargo, la implementación holística de estas normas, de los sistemas de gestión integral del safety, así como la adopción de las mejores prácticas en esta materia, son de la absoluta responsabilidad de las aerolíneas. El que una aeronave vuele con plena seguridad operacional es un asunto atribuible al operador no al estado, se trata del cabal cumplimiento de la regulación y los estándares, de la capacitación y entrenamiento, de implementar las mejores prácticas de la aviación global, de adopción de tecnología, básicamente.
Por el contrario, el objetivo cero emisiones, sin duda se trata de una responsabilidad compartida, pero que, sin la participación mayoritaria de los estados, no será posible alcanzarlo. Para lograr esta meta, tendrán que hacerse inversiones multimillonarias para la exploración, investigación, desarrollo y producción de combustibles sostenibles de aviación, para desarrollar la tecnología e implementar el hidrógeno como alternativa de combustión, para desarrollar la aviación eléctrica, entre otros caminos para llegar a las cero emisiones netas al 2050. Solo los países podrán soportar estas cuantiosas inversiones que se requieren para el cumplimiento de esta ambiciosa meta de la OACI, y desafortunadamente no todos los estados están alineados, ni entienden, ni quieren entender la absoluta relevancia del cumplimiento de este objetivo. Tendrá que reforzarse e incluso reinventarse el trabajo que desarrolla la OACI para culturizar a los estados a fin de que asuman esta responsabilidad. Sin su intervención integral, no se alcanzará la aviación verde tan anhelada.
Dos metas prioritarias, que a lo largo del tiempo seguirán caminos separados y tendrán desenlaces muy diferentes.